AUDIOLIBRO Rocky Vive!: Victorias sorpresa de los pesos pesados del boxeo de los años 90s por David E. Finger

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Rocky Vive!: Victorias sorpresa de los pesos pesados del boxeo de los años 90s

por David E. Finger

A los fanáticos del boxeo les encanta el disgusto, al ver a los desamparados sorprender al gran favorito y llevarle la pelea, ganarle a los fanáticos y, quizás más importante, a los jueces. Sylvester Stallone extrajo esa emoción a través de su larga serie de películas de Rocky. Rocky es ficción, sin embargo. Los hombres en Rocky Lives! Son reales. David E. Finger, escritor del sitio web de boxeo top FightNews.com, presenta cronológicamente setenta y cinco pesadas pesadas de boxeo de los años noventa. Algunos implican boxeadores que todavía luchan hoy; otros contienen una historia de precaución de grandes boxeadores que persiguen un último día de pago. También están los desastres de ronda temprana de aspirantes y atletas que cambiaron al boxeo a mitad de la carrera. David Finger presenta las mejores sorpresas de peso pesado de los años 90 tiene que ofrecer Leerá sobre promotores torcidos que oprimen a opositores, un criminal convicto que espera que la victoria en el ring le gane indulgencia, y un predicador de cuarenta y cinco años que busca exorcizar a un demonio de dos décadas. ¡Vidas rocosas! todos los nocauts trascienden el deporte en su conjunto, es lo que hizo que el Super Bowl III sea tan memorable, es lo que hizo que el Milagro en el Hielo sea un milagro, es lo que hace que todos los graduados de una pequeña escuela de Hawaii sonrían cada vez que ven un baloncesto universitario juego en víspera de navidad. Pero en el boxeo, las molestias a menudo cuentan una historia que nunca podría duplicarse en ningún otro lugar, una historia del valor de un hombre, la creencia de un hombre en su propia capacidad. Probablemente no hay lugar más solitario en el mundo que en el ring cuando eres un perdedor, y el malestar a menudo se convierte en un reflejo del boxeador mismo, y un reflejo de su lucha ... contra su oponente, contra sus críticos, contra el La adversidad de su vida, contra sí mismo. Como los deportes profesionales cambiaron en la década de 1990, también lo hizo el malestar. Los deportes profesionales se transformaron de forma en un desvío y pasatiempo nacional en una especie de corporación nacional, un imperio de comercialización, donde la habilidad a menudo se colocaba en un segundo plano para la comercialización. Pero la habilidad todavía era un elemento necesario de la ecuación, incluso si se volvía secundaria de muchas maneras. 10 partidos en su temporada de novato, y la personalidad de Brian Bosworth no lo mantuvo en la NFL por más tiempo de lo que su pobre desempeño podría justificar. Pero en el boxeo en la década de 1990, la habilidad pronto se convertiría en un mero accesorio opcional, algo que de ninguna manera sería necesario para descarrilar a un luchador comercial. El boxeo proporcionó un ambiente maduro para la tergiversación. Sabíamos que Harold Miner no era Michael Jordan desde la semana uno. Nunca tuvimos la oportunidad de descubrir que Gerry Cooney no era Rocky Marciano hasta que ya había engañado a casi todos para que ganaran uno de los días de pago más importantes de la historia del boxeo. La pelea de Gerry Cooney en 1982 contra el entonces campeón de peso pesado Larry Holmes demostraría ser significativa, lo supimos tan pronto como la pelea fue firmada y promovida descaradamente como una pelea entre negros y blancos. Su impacto se sintió en todo el boxeo, pero seguiría influyendo en el boxeo en los próximos años. De repente, los hombres de negocios de todo el mundo se dieron cuenta de algo. Se podía ganar dinero en un peso pesado blanco, y el luchador no tenía que tomar un camino particularmente peligroso para llegar a ese día de pago. hábil que el que lo precedió, y cada uno tratando de ganar el día de pago inmerecido. Pocos conocedores prestaron mucha atención al fenómeno, después de todo, Gerry Cooney era al menos un contendiente legítimo cuando consiguió su pelea por el título, y un buen luchador. Lo que no era era un gran luchador que merecía un día de pago tan grande contra un campeón tan establecido como Larry Holmes. Pero cuando Peter McNeely ganó casi un millón de dólares (más que la mayoría de los campeones en toda su carrera), todos se dieron cuenta de que el boxeo era un deporte diferente al de los 15 años anteriores. De repente, los gerentes y promotores trabajaron arduamente para mantener a los luchadores sin talento invictos, una receta que a menudo produciría innumerables sorpresas a lo largo de la década, la mayoría en la división de dinero del boxeo: la división de peso pesado. Pero incluso más grande tuvo lugar en 1991, que también cambiaría la cara del boxeo para siempre. Resultaría ser uno de los momentos más edificantes y memorables de la historia del deporte, pero conduciría a una trágica tendencia en el boxeo que desacreditaría el deporte. En su última pelea por el título, le dio al campeón indiscutible de peso pesado una de las peleas más difíciles de su carrera hasta ese momento, perdiendo una decisión cercana. George Foreman había entrado en esa pelea, el receptor de uno de los días de pago más grandes en la historia del boxeo, y salió de él con la garantía de pagos aún más grandes. En todo el mundo, los ex campeones y contendientes recibieron de repente la motivación para hacer lo que George hizo. Pero Foreman fue la excepción, y cada regreso terminó sin cinturón, y todos, excepto el de Larry Holmes, terminaron sin un día de pago de un millón de dólares. Aún así, los luchadores siguieron luchando, con la esperanza de encontrar un rayo en el.

PARTE 1:

  

PARTE 2:

  

PARTE 3:

  

PARTE 4:

  

PARTE 5:

  

PARTE 6:

  

PARTE 7:

  

PARTE 8:

  

PARTE 9:

  

PARTE 10:

  

PARTE 11:

  

PARTE 12:

  

PARTE 13:

  

PARTE 14:

  

PARTE 15:

  

PARTE 16:

  

PARTE 17: